lunes, 16 de febrero de 2009

Oportunidades

Le dio la espalda, volteó la cabeza como quien cierra con decepción un libro. Todo en ella le evocó un cortante adiós. Su mano se retrasó en ese cierre, quedó resagada como un utópico milagro que puede herir de ser tomado.
Él lo hizo, le tomó la mano, envolvió con sus dedos la última oportunidad que tenía de convertir en una continuación, de resucitar el muerto declarado en vida. Ella no volteó, se quedó paralizada, con párpados cortinas esperó sentir el beso.
Él no se acercó, se quedó paralizado, con párpados cortinas esperó sentir una mano en su mejilla.

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