jueves, 19 de febrero de 2009

"Aprendiz".... te lo dije una vez, lo que no sabía es que yo lo fui antes.

Sentido Común

Gracias Dani por el aporte ^-^..... supongo que es un relato anónimo



Hoy lloramos la muerte de un querido amigo: SENTIDO COMÚN, que ha estado entre nosotros durante muchos años. Nadie sabe a ciencia cierta qué edad tenía, puesto que los datos sobre su nacimiento hace mucho que se han perdido en los vericuetos de la burocracia.

Será recordado por haber sabido cultivar lecciones tan valiosas como que "hay que trabajar para poder tener un techo propio" y que "se necesita leer todos los días un poco"; para saber por qué los pájaros que madrugan consiguen lombrices y también para reconocer la validez de frases tales como: "la vida no siempre es justa" y "tal vez haya sido yo el culpable".

Sentido Común vivió bajo simples y eficaces consignas: ("no gastes más de lo que ganas") y estrategias parentales confiables ("los adultos, no los niños, están a cargo").

Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando se aplicaron reglas bien intencionadas, pero ineficaces: informes respecto de un niño de seis años acusado de abuso sexual por haber dado un beso a una compañera de clase; adolescentes que debieron irse a otro colegio por haber denunciado a un compañero distribuidor de droga y una maestra despedida por reprender a un alumno indisciplinado, sólo hicieron que empeorara su condición.

Sentido Común perdió terreno cuando los padres atacaron a los maestros sólo por hacer el trabajo en el que ellos fracasaron: disciplinar a sus ingobernables hijos.

Declinó aún más cuando las escuelas debieron requerir un permiso de los padres para administrar una aspirina, poner protector solar o colocar una curita a un alumno o cambiar un pañal, aunque eso sí, tenían prohibido informar a los padres si una alumna estaba embarazada y menos, si quería abortar.

Sentido Común perdió el deseo de vivir cuando los Diez Mandamientos se convirtieron en material risible, algunas iglesias en infames negocios y cuando los criminales empezaron a recibir mejor trato que sus víctimas.

Para Sentido Común fue un duro golpe saber que uno ya no puede defenderse de un ladrón en su propia casa, pero si que el ladrón pueda demandarnos por agresión y que si un policía mata a un ladrón, incluso si éste estaba armado, sea inmediatamente investigado por exceso de defensa o acusado de gatillo fácil.

La muerte de Sentido Común fue precedida por la de sus padres: Verdad y Confianza, la de su esposa Discreción, la de sus hijas Responsabilidad y Justicia y la de su hijo Raciocinio.

Lo sobreviven sus espantosos hermanastros: Llamen a mi abogado, Yo no fui No te metás y Soy Una Víctima de la Sociedad…

No hubo mucha gente en su funeral, porque muy pocos se enteraron de que se había ido.

lunes, 16 de febrero de 2009

Faubourg Saint Denis (Paris Je t'aime)

Me encantan los diálogos y sobretodo el monólogo (si se puede llamar así) por eso lo adjunto debajo del video.




- Sí?
- Thomas
- Francine
- Escúchame
- A veces la vida te pide un cambio. Una transición, como las estaciones. La primavera ha sido fantástica, pero ha terminado el verano. Hemos perdido el otoño y de repente hace frío, hace tanto frío que todo se hiela. Nuestro amor se ha dormido, y la nieve lo ha tomado por sorpresa. Pero si te quedas dormido en la nieve, no ves como llega la muerte.
Cuídate


- Déjame salir, por favor

Francine, me acuerdo exactamente.

- Bruno

Era el quince de mayo

- Bruno, bastardo!

Iba a llover y tú gritabas

- Bruno, me estoy muriendo. Por favor...Bruno por favor. Ya no puedo más. Nadie puede oírme?
- Hola? Yo te oigo. Quién es Bruno?
- Estoy ensayando. No lo ves?
- No, lo siento.
- No, perdona
- Eres actriz?
- Intentando. Hoy tengo una audición.
- En el conservatorio?
- Sí.
- Qué tipo de escena era?
- Es de una película mala que hice, la única, de momento. Soy una prostituta a la que su chulo le pega y viola y la encierra en el sótano todo el día y se vuelve loca. Pero al final se casan.
- El chulo y la prostituta.
- Mierda. Son las diez?
- Y qué?
- Tengo que estar allí a las diez?
- Conozco un atajo, vamos.
- Espera
- Por aquí
- Seguro?
- Recto
- Qué rápido, gracias.
- Buena suerte!!

Te aceptaron, claro.
Dejaste Boston y te viniste a París, a un piso en Faubourg Saint Denis.
Te enseñé el barrio, mis bares, mi colegio.
Te presenté a mis amigos, a mis padres.
Escuché los textos que ensayabas, tus canciones, tus esperanzas, tus deseos, tu música.
Tú escuchaste la mía, mi italiano, mi alemán, mi poco ruso.
Te regalé un walkman, tú me regalaste un almohadón y un día, me besaste.
El tiempo pasaba, volaba, y todo parecía tan fácil, tan sencillo, tan libre, tan nuevo y tan único.
Íbamos al cine, a bailar, de compras, reíamos, llorabas, nadábamos, fumábamos, nos afeitábamos, de vez en cuando gritabas sin razón alguna o con razón, a veces con toda la razón.
Te acompañaba al conservatorio, estudiaba para mis exámenes, escuchaba tus ejercicios de canto, tus esperanzas, tus deseos, tu música.
Tú escuchabas la mía.
Estábamos cerca, muy cerca, cada vez más cerca.
Íbamos al cine, a nadar, reíamos juntos.
Tú gritabas, a veces con razón, a veces sin.
El tiempo pasaba.
El tiempo volaba.
Te acompañaba al conservatorio, estudiaba para mis exámenes, me escuchabas hablar italiano, alemán, ruso, francés, estudiaba para los exámenes, gritabas, a veces con razón.
El tiempo pasaba, sin razón, gritabas, sin razón.
Estudiaba para los exámenes, los exámenes, los exámenes, los exámenes.
El tiempo pasaba.
Gritabas, gritabas, gritabas.
Iba al cine.

- Bruno, me estoy muriendo, escuchas? Abre! No me oye nadie? Abre!
- Perdóname, Francine

riiiiiiiing riiiiiiiing

- Sí?
- Qué pasó? De repente no estabas. Colgaste? Tan mal estuvo? Thomas, todavía estás enojado por lo de ayer?
- No

- Está bien, dime si fue creíble... ya veo. Mierda, así no funciona. Cómo se supone que dices "La primavera fue fantástica, pero ha terminado el verano" sin sonar completamente meloframático? Bueno, al director le encantó y tengo que decirlo. Thomas, me estás escuchando?
- No, te veo.

Oportunidades

Le dio la espalda, volteó la cabeza como quien cierra con decepción un libro. Todo en ella le evocó un cortante adiós. Su mano se retrasó en ese cierre, quedó resagada como un utópico milagro que puede herir de ser tomado.
Él lo hizo, le tomó la mano, envolvió con sus dedos la última oportunidad que tenía de convertir en una continuación, de resucitar el muerto declarado en vida. Ella no volteó, se quedó paralizada, con párpados cortinas esperó sentir el beso.
Él no se acercó, se quedó paralizado, con párpados cortinas esperó sentir una mano en su mejilla.