A todo aquel que me lea, me siga, me mire o tal vez al que no le importe... No sé cuántas veces me he propuesto esto pero ahora pienso que cerca de mis 21 años es hora de empezar a cumplir. Ser más regular en este proyecto sin fines pero que cada tanto me sirve de terapia y de ejercicio. A ver si inundo este blog con vagas brisas de cine y relatos un poco más regulares. Esperemos y pues sobretodo, leeremos.
Sofía T.
jueves, 30 de agosto de 2012
Ana
texto por: Sofía Torres
imagen: Bleu de Kieslowski
- ¿Cuál es su problema? - preguntó, mirada baja y quijada abandonada - No su, mi problema.
Y le contó.
Comenzó por la noche trágica en que una pesadilla casi la mata a manos de su querido. El estrés lo convirtió en marioneta y el sueño hizo que la confundiera con el enemigo de sus sueños. Y ahí, dominado por el miedo, ojos búho vacíos como el aire se acercó a ella, aún gritando entrecortando susurros al son una almohada. Despacio se apoyó contra su rostro y entonces, se le cortó la respiración. No por la almohada contra el rostro que más parecía abrazarla. Se le cortó el aliento de miedo pero sobretodo de amor.
- Le voy a decir - susurró mordiéndose las uñas - Yo lo amaba mucho y por eso le daba todo. Pero todo también es nada ¿sabe? Todo es mejor y pero, y a veces todo es mucha nada y mucho peor.
Comenzó a roerse el dedo con delicadeza y contaba que desde esa noche los fantasmas que tanto había cazado, volvían. Y como frente a la almohada, se estancaba en su nada. Llorar hasta hartarse y morderse el brazo con odio para despertar. Porque si no era su brazo sería él. Le tocaría las heridas, le abriría las cicatrices y lo hartaría entre amor y rechazo, entre enigma y enojo. Hasta que se canse, la odie y ella, lo ame con pena desde lejos.
- Mi problema es el amor. Ana dice que no merezco el amor y por eso necesito convertir su amor en odio y mi amor en dolor.
imagen: Bleu de Kieslowski
- ¿Cuál es su problema? - preguntó, mirada baja y quijada abandonada - No su, mi problema.
Y le contó.
Comenzó por la noche trágica en que una pesadilla casi la mata a manos de su querido. El estrés lo convirtió en marioneta y el sueño hizo que la confundiera con el enemigo de sus sueños. Y ahí, dominado por el miedo, ojos búho vacíos como el aire se acercó a ella, aún gritando entrecortando susurros al son una almohada. Despacio se apoyó contra su rostro y entonces, se le cortó la respiración. No por la almohada contra el rostro que más parecía abrazarla. Se le cortó el aliento de miedo pero sobretodo de amor.
- Le voy a decir - susurró mordiéndose las uñas - Yo lo amaba mucho y por eso le daba todo. Pero todo también es nada ¿sabe? Todo es mejor y pero, y a veces todo es mucha nada y mucho peor.
Comenzó a roerse el dedo con delicadeza y contaba que desde esa noche los fantasmas que tanto había cazado, volvían. Y como frente a la almohada, se estancaba en su nada. Llorar hasta hartarse y morderse el brazo con odio para despertar. Porque si no era su brazo sería él. Le tocaría las heridas, le abriría las cicatrices y lo hartaría entre amor y rechazo, entre enigma y enojo. Hasta que se canse, la odie y ella, lo ame con pena desde lejos.
- Mi problema es el amor. Ana dice que no merezco el amor y por eso necesito convertir su amor en odio y mi amor en dolor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)